Jorge Martín Almoguera ya es eterno. Su nombre quedará grabado en los libros de historia del motociclismo al convertirse en campeón del mundo de MotoGP. En el Gran Premio Solidario de Barcelona, última carrera del campeonato, el piloto español aseguró su título con un tercer puesto. Aunque Pecco Bagnaia logró su undécima victoria de la temporada, no fue suficiente. Martín, con la ayuda de su amigo Aleix Espargaró, logró mantener la posición, haciendo realidad el sueño que comenzó en el circuito del Jarama cuando era niño.
Desde la salida, Martín se colocó segundo, siguiendo de cerca a Bagnaia. A su estela se situó Marc Márquez, quien pronto adelantó al piloto del Pramac. Sin embargo, Martinator prefirió mantener la calma y evitar riesgos innecesarios, asegurando el tercer puesto que le bastaba para ser campeón. Por su parte, Márquez, quien no esperaba grandes resultados, se colocó tras Bagnaia, mientras ambos se distanciaban del resto del grupo.
Bagnaia trató de compactar al grupo, esperando sumar ocho pilotos entre él y Martín, pero apareció un protagonista clave: Aleix Espargaró. Su rol como escudero fue determinante para frenar a rivales como Enea Bastianini, con quien tuvo un intenso duelo. Al final, Espargaró logró mantener a raya a los competidores, permitiendo que Martín pudiera centrarse en llevar la moto a meta sin presiones.
Con diez vueltas por delante, Bagnaia aumentó el ritmo, dejando atrás a Márquez, mientras el resto de pilotos continuaban peleando. Aleix Espargaró seguía bloqueando a posibles amenazas, incluyendo a Bastianini y Álex Márquez. Gracias a esa protección, Jorge Martín tenía el título asegurado con ser noveno o mejor. En un desenlace controlado, Martinator cruzó la línea y se proclamó campeón del mundo, mientras Márquez finalizó segundo, asegurando el tercer lugar en el campeonato.
El título de Jorge Martín marca un hito en MotoGP, consolidando su lugar entre los grandes del motociclismo. La combinación de talento, estrategia y el apoyo de su equipo han hecho posible este logro histórico. Ahora, su nombre se suma al olimpo de los campeones del mundo, como un ejemplo de dedicación y éxito.