Ferrari se enfrenta a una nueva revolución interna
Vasseur, con la soga al cuello
El diario italiano La Gazzetta dello Sport lo da por hecho: Frédéric Vasseur no continuará como jefe de equipo de Ferrari en 2026. El francés, que llegó con la misión de liderar un proyecto a largo plazo, estaría viendo cómo su futuro se diluye carrera tras carrera. Las dudas sobre su continuidad empezaron antes del Gran Premio de Canadá, y desde entonces, los rumores no han hecho más que crecer.
Un sustituto con nombre y apellido
El rotativo va más allá y se atreve a señalar a su posible reemplazo: Antonello Coletta, el hombre que llevó a Ferrari a conquistar tres victorias consecutivas en las 24 Horas de Le Mans. Coletta representa una nueva etapa, una suerte de «era post-Vasseur» que buscaría devolverle a Ferrari su mística ganadora.
Grandes instalaciones, pocos resultados
Una de las críticas más repetidas hacia la gestión actual es la falta de resultados pese a contar con una de las instalaciones más modernas de la F1. Ferrari tiene una infraestructura comparable a la de McLaren o Red Bull, pero el rendimiento en pista no refleja ese nivel.
La fuga de talento: otro síntoma de la crisis
La Gazzetta dello Sport también denuncia una preocupante “fuga de cerebros”. Dos nombres propios resaltan: Andrea Stella y Aldo Costa, hoy figuras clave en sus respectivos equipos y que en su día formaron parte de la estructura de Ferrari. La frase que resuena con fuerza en Italia es clara: “hay una Italia que quiere ganar”, pero no necesariamente desde Maranello.
El caso Hamilton: ¿golpe colateral?
La posible salida de Vasseur también pone en tela de juicio el futuro de Lewis Hamilton, quien llegó a Ferrari precisamente de su mano. El británico está teniendo dificultades para adaptarse al monoplaza y al estilo de trabajo italiano, algo que ya se refleja en pista. Su bajo rendimiento y falta de adaptación podrían complicar su permanencia en el equipo si su principal valedor abandona el barco.
Ferrari, atrapada en un ciclo de impaciencia
La historia reciente de Ferrari está marcada por una cultura de impaciencia y constantes reinicios. En cuanto los resultados no llegan, la presión de los tifosi y la prensa italiana se multiplica, lo que ha provocado múltiples reestructuraciones internas en los últimos años. Ejemplos como la salida de Mattia Binotto lo confirman.
Este entorno de tensión permanente impide construir un proyecto a largo plazo y, como consecuencia, Ferrari vive atrapada en una crisis institucional continua.