Un centenar de vehículos y unos doscientos participantes se sumaron durante tres días a la Clásica Tenerife, explorando los espectaculares paisajes del oeste y norte de la isla. Este evento despertó una gran expectación tanto entre turistas como entre aficionados al motor, quienes se congregaron para admirar estas joyas automovilísticas.
Tenerife es mundialmente conocida por su clima privilegiado, su belleza natural y su excelente conectividad, lo que atrae a más de seis millones de visitantes anualmente. Sin embargo, la isla también alberga un impresionante patrimonio automovilístico, único en España y raro de encontrar en Europa, especialmente en lo que respecta a vehículos históricos. Este parque automovilístico incluye una amplia variedad de clásicos ingleses y antiguos modelos americanos, fruto de la conexión histórica entre Canarias y los puertos ingleses.
Con el tiempo, se han sumado también icónicas marcas alemanas como Mercedes, BMW y Porsche, y legendarias italianas como Fiat, Alfa Romeo y Lancia, haciendo de Tenerife un auténtico museo andante del automovilismo europeo. Desde 2001, la Clásica Tenerife destaca este patrimonio. Bajo la organización del Real Automóvil Club de Tenerife (RACT), la prueba ha ganado prestigio, atrayendo no solo a propietarios locales sino también a equipos internacionales, como en esta 23ª edición, donde participaron por primera vez dos equipos argentinos.
Durante los 560 kilómetros de ruta, los vehículos partieron y regresaron al parque García Sanabria en Santa Cruz, recorriendo lugares como Puerto de la Cruz, Los Gigantes y Las Cañadas, donde los visitantes y locales disfrutaron de la exhibición de estos autos históricos. La Clásica Tenerife no solo muestra la belleza de estos vehículos en un entorno único, sino que también contribuye a impulsar un turismo de calidad, mostrando al mundo un pedazo de la cultura e historia automovilística de la isla.

